domingo, 8 de enero de 2012

COMENTARIO DOMINICAL DEL 08 DE ENERO DEL 2012

EPIFANIA DEL SEÑOR


TENER OJOS DE EPIFANIA

1° LECTURA:  Is. 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobe ti.
SALMO: Sal 71: Se postrarán ante ti, Señor todos los pueblos de la tierra.
2° LECTURA:  Ef. 3, 2-3ª.5-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa.
EVANGELIO:   Mt. 2, 1-12: Venimos de Oriente a adorar al Rey.

Lucas coloca a unos judíos pobres y marginales (los pastores) como los primeros adoradores de Jesús. Mateo, en cambio, coloca a unos paganos, mientras que los judíos relevantes, que han sido informados de este nacimiento, permanecen indiferentes, y los poderosos del momento se asustan y decretan una persecución.
No busquemos en este relato concreciones históricas (si la estrella era un cometa, si los magos tenían unos libros que hablaban de aquel nacimiento...). Mateo quiere transmitirnos un mensaje importante, y es este mensaje el que hay que escuchar y saborear.
El punto de partida de la historia es que el nacimiento de cada persona está marcado por el nacimiento también de una estrella. Y era fama que los mejores astrólogos y escrutadores de estrellas eran los sabios mesopotámicos y persas. Por eso Mateo dice: unos hombres de países alejados, sin relación con las promesas de Israel, han sido suficientemente abiertos como para darse cuenta de que nacía una estrella diferente de las demás (la "estrella que se alza en Jacob", de Nm 24,17), que les indicaba algo que valía la pena hallar, un "Rey de los judíos que ha nacido". Se han puesto en camino hacia el país de los judíos (el texto no nos dice que la estrella les guíe) y allí se encuentran con la indiferencia y nerviosismo de los que ellos imaginaban que más contentos tendrían que estar. Herodes se asusta, mientras que los responsables de la religión de Israel les indican fríamente lo que dicen las profecías.
A partir de aquel momento, la escena se llena de fuerza. La estrella aparece y les guía, y les conduce al lugar donde está el niño. Su reacción es "una inmensa alegría" y el inmediato homenaje a aquel niño que tiene como única característica el hecho de estar, como toda criatura, con su madre (algo parecido a las "señas" de las que hablaban los ángeles de Lucas: "un niño envuelto en pañales"). Los regalos que ofrecen realizan el homenaje de todos los pueblos al Mesías, llevando a cabo el sentido profundo y auténtico de lo que leíamos en la primera lectura y en el salmo.
El relato tiene, pues, un doble mensaje básico: que Jesús es el Mesías esperado, en el que se realizan las promesas hechas a Israel; y que todos los pueblos de la tierra son llamados a compartir, en plano de igualdad, estas promesas, y a reconocer este Mesías universal.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez